Para aquellos que buscan alejarse del ajetreo de las principales áreas urbanas de California, los condados ubicados en el extremo norte del estado, incluyendo Butte, Glenn, Shasta, Tehama y Trinity, ofrecen una abundancia de paisajes pintorescos con comunidades dispersas a lo largo y ancho de más de 12,000 millas cuadradas.
Este aislamiento, sin embargo, no los libera de ciertos problemas sociales, de salud y seguridad, incluyendo el impacto de la violencia doméstica. Dos problemas son indicadores de una crisis creciente: los índices de experiencias infantiles adversas (ACE, por sus siglas en inglés) que son considerablemente más altos que el promedio estatal, y las tasas de violencia doméstica que llegan casi al doble de las del estado.
Las tasas de maltrato infantil registradas en la región son también más altas que el promedio estatal. En el condado de Shasta, la tasa de maltrato infantil para los bebés menores de un año en 2014 fue más del doble del promedio estatal y afecta a casi uno de cada veinte niños locales según estadísticas de la Agencia de Salud y Servicios Humanos del condado.
Los expertos de Public Health Institute (Instituto de Salud Pública), una organización no lucrativa con sede en California que administra cientos de proyectos nacionales y estatales, han identificado, a través de su Population Health Innovation Lab o PHIL (Laboratorio de Innovación para la Salud de la Población), la conexión entre el aumento en las tasas de violencia doméstica y las altas tasas de experiencias infantiles adversas de la región. Los abusos verbales, físicos y sexuales forman parte de las experiencias infantiles que se vinculan a factores de riesgo conocidos de las enfermedades crónicas y los problemas de salud mental y física.
“Observamos una conexión clara entre las experiencias infantiles adversas y las tasas de violencia doméstica”, dijo Lisa Tadlock, directora de programas del Instituto.
Tadlock está liderando el proyecto ACE Collaborative (Cooperación ACE) de la organización, una alianza entre varias instituciones de los condados del norte del estado cuya meta es proponer cambios en materia de política y sistemas enfocados en la reducción de la violencia doméstica y las experiencias infantiles adversas. PHIL desarrollará el marco para el proyecto, analizando e identificando posibles modificaciones en los sistemas a fin de ayudar a cambiar el curso para aquellos que sufren abusos.
Sue Grinnell, investigadora principal de PHIL, dijo: “Estamos muy complacidos de colaborar con los condados del norte de California para trabajar a favor de un cambio del sistema y simultáneamente aprovechar sus conocimientos colectivos para lograr impactos positivos en la salud de sus comunidades y de la región”.
Public Health Institute fue una de las seis organizaciones en recibir una subvención de la Fundación Blue Shield of California en diciembre de 2018, y forma parte de las iniciativas a largo plazo de la Fundación enfocadas en abordar las causas de la violencia doméstica mediante soluciones cooperativas y comunitarias. En esta ronda de subvenciones, la Fundación otorgó un total de $2.4 millones a varios sectores para poner fin a la violencia doméstica.
Entre las entidades participantes en ACE Collaborative se encuentran las organizaciones First 5 de los condados de Butte, Tehama y Trinity, así como aliados que promueven el desarrollo durante la primera infancia. También se comprometieron a participar en el proyecto las agencias de Salud y Servicios Humanos de los condados de Glenn, Shasta y Trinity entre otras instituciones dedicadas a las políticas de educación y salud, pero Tadlock señaló que las alianzas no terminan allí.
“Mediante esta colaboración queremos ir más allá de las organizaciones dedicadas a la salud pública, First 5 y la educación. También deseamos conectar con los sectores de la justicia, salud mental, salud del comportamiento y los planes de salud”, dijo Tadlock.
Tal diversidad de enfoque tiene en cuenta los numerosos factores de riesgo que contribuyen a la violencia doméstica, así como los desafíos específicos de la región.
El año pasado, los incendios forestales Camp, Carr y Ranch, los más devastadores en la historia de California, impactaron los condados del norte, destruyendo miles de hogares. Según Tadlock, sólo en el condado de Butte quedaron 25,000 personas desalojadas, lo cual generó una presión enorme en los servicios económicos y sociales de la región y agravó la ya marcada falta de viviendas. A causa de este vasto desalojamiento, con pocas viviendas permanentes disponibles, Tadlock señala que los habitantes suelen desplazarse y cruzar los límites del condado para obtener servicios.
“Es una zona típicamente desatendida en términos de financiación y recursos”, dijo, agregando que ACE Collaborative es “una oportunidad única para estos condados”.
El enfoque de ACE Collaborative a la hora de trabajar con los promotores del desarrollo infantil temprano como First 5 en la resolución de las causas de la violencia doméstica se refleja en un estudio publicado recientemente por la Fundación Blue Shield, Breaking the Cycle: A Life Course Framework for Preventing Domestic Violence. El estudio documenta cómo los niños, cuando se ven expuestos a la violencia en sus familias, pueden cometer actos de violencia doméstica en su adultez. El estudio también destaca que ciertos factores culturales y estructurales como la pobreza y las altas tasas de desempleo pueden contribuir a los actos de violencia doméstica.
De acuerdo a las estadísticas, el condado de Shasta tiene niveles de pobreza, desempleo y falta de acceso a servicios de cuidado infantil que son superiores al promedio de otras regiones del estado.
Sin embargo, según Tadlock, acontecimientos recientes indican un mayor conocimiento y compromiso para abordar los problemas sistémicos que llevan a la violencia doméstica. La experta señala que el reciente nombramiento de la Dra. Nadine Burke Harris como la primera directora de salud del estado es una decisión particularmente importante y alentadora del gobernador Gavin Newsom. Burke Harris es pediatra y una reconocida pionera en el estudio de las experiencias infantiles adversas.
Otra señal positiva es la posibilidad de que estas diferentes regiones rurales, al sumar sus recursos puedan lograr cambios positivos de maneras inesperadas.
“Esta es una oportunidad para que las organizaciones que están operando al límite de su capacidad determinen cómo manejarse de manera diferente”, dijo Tadlock. “Ellos podrían no haber tenido esa oportunidad antes”.