Cuando Jacqui Manzie Riley, miembro de Blue Shield of California Promise Health Plan, cumplió 70 años, pensó que se dedicaría al rescate de animales. Pero cuando recibió una llamada alertándola de que su hijo Danny, de 43 años, había sufrido un derrame cerebral y debía someterse a una operación de urgencia en su cerebro, su vida dio un vuelco y se dio cuenta de necesitar ayuda. Esto ocurrió en agosto de 2019 y, desde entonces, la historia de la familia de Riley es un ejemplo claro de cómo Blue Shield Promise se ocupa de sus miembros de bajos ingresos inscriptos en MediCal.
Según Riley, Danny Manzie fue activo toda su vida, practicando surf, snowboard, senderismo, carreras y rescate de perros y gatos. Crio a su hija como padre soltero, trabajó por su cuenta y, últimamente, estudió para convertirse en diseñador de páginas web. Estaba a punto de lanzar su carrera y, en medio de una conferencia de diseño web en San Diego, sus colegas se dieron cuenta de que se comportaba de forma extraña y no respondía. Se llamó a una ambulancia y en pocas horas lo operaron para detener la hemorragia cerebral.
“Fue impactante”, dijo Riley, que habla en nombre de Danny ya que no ha recuperado totalmente el habla. “Ya era bastante abrumador, pero con todo el papeleo, no sabía qué hacer. Fue entonces cuando conocí a Leiloni Herrera, que abogó por Danny, me ofreció opciones y nos ayudó a entender el sistema. Ella se aseguró de que no nos quedáramos sin ayuda debido a cómo funciona el sistema y nos acompañó en cada paso del camino”.
Herrera es una trabajadora social de cuidados a largo plazo en Blue Shield Promise y actualmente asiste a 47 pacientes como Danny que no pueden volver a su vida independiente anterior. La experta ayudó a la familia a tramitar la atención a largo plazo, conseguir beneficios por discapacidad y obtener ayuda legal para apelar la decisión de rechazar el Ingreso Suplementario de Seguridad (SSI, por sus siglas en inglés) de Manzie. Tras dos años y medio de atención, Herrera ayudó a Manzie a trasladarse a una residencia asistida y continuar su rehabilitación.
Herrera fue indispensable a la hora de abogar por la atención continua de Manzie en una instalación médica para convalecientes. La instalación quería darle el alta menos de tres meses después de su derrame cerebral, a pesar de que no podía caminar, hablar o cuidar de sí mismo. Y como es una mujer pequeña de 70 años, Riley no podía levantarlo ni ofrecerle el tipo de rehabilitación intensa que necesitaba.
“Lucho por mis miembros y por conseguir que cada persona reciba la atención que necesita para elegir la vida que desea en función de sus prioridades”, dijo Herrera. “Esto garantiza la autodeterminación para nuestros miembros. Y tengo el respaldo de Blue Shield, una compañía que apoya al 100% la atención de sus miembros”.
Para todos los trabajadores sociales de Blue Shield Promise, su labor desde el primer momento es establecer un vínculo de confianza con el miembro y su familia. Y luego continúan apoyando al miembro todo el tiempo que sea necesario hasta que se estabilice por completo. “Mi objetivo para Danny es que viva de forma tan independiente como su cuerpo se lo permita”, dijo Herrera. Manzie está logrando progresos constantes hasta el punto de poder caminar con un bastón, asearse y comunicarse lentamente. Esta semana, su madre lo vio por primera vez en tres años debido a las restricciones impuestas por la pandemia.
“Fue estupendo ver a Danny de mejor ánimo y con una sonrisa en su cara”, dijo. “El mundo de Danny se está abriendo nuevamente, y es gracias al apoyo que recibimos de Leilani y de Blue Shield Promise. Realmente, ellos han sido un regalo del cielo”.