La ansiedad climática (o ansiedad medioambiental) es la sensación de impotencia derivada del cambio climático y de las inquietudes sobre el futuro de nuestras comunidades y del planeta. Para algunos, como Maya Gómez (17 años), el miedo está demasiado cerca.
Durante su infancia en Rocklin, California, Maya recuerda haber llorado hasta quedarse dormida, preocupada por la posibilidad de que su casa se quemase en uno de los incendios forestales tan comunes en California. Actualmente, está cursando el último año en Whitney High School y es líder estudiantil del programa “Mind Out Loud” de Wellness Together, que cuenta con el apoyo de la iniciativa de salud mental juvenil BlueSky de Blue Shield. En colaboración con sus compañeros, Gómez canaliza su ansiedad climática en la defensa de la salud mental.
“Para algunos jóvenes, la ansiedad es tan extrema que lo tratan con un terapeuta”, dijo. “Pero para muchos de nosotros se ha convertido en algo tan habitual que estamos insensibilizados y anestesiados. La temporada de incendios es una más, como la del esquí”.
Según la Encuesta juvenil sobre el clima que llevó a cabo Blue Shield of California en 2022, cuatro de cada cinco jóvenes de la generación Z sufrieron al menos un impacto en su salud mental luego de leer, ver o escuchar noticias relacionadas con el cambio climático. Estos problemas incluyen estrés, ansiedad, depresión e incluso dolores de cabeza.
David Bond, director de Salud Mental de Blue Shield of California, afirma que la ansiedad climática está conectada a los desafíos sociales. “La ansiedad climática rara vez existe en forma aislada; el entorno político, económico y social la agrava. La población está preocupada por el bienestar psicosocial de su comunidad y su capacidad para funcionar plenamente. Se trata de reconocer que uno forma parte de algo más grande que hay que cuidar”.
Bond recomienda pasar a la acción como una importante estrategia de respuesta: “Con frecuencia, consumimos mensajes negativos sobre el cambio climático en las noticias y las redes sociales. Esto puede afectar al sistema nervioso y producir una secreción crónica de sustancias químicas que mantienen viva la ansiedad. “Es importante buscar información sobre las respuestas positivas que están dando tanto el gobierno como las organizaciones no lucrativas. Si uno participa y pasa a la acción, podría canalizar parte de esa ansiedad para crear efectos positivos”.
Según la Encuesta juvenil sobre el clima de Blue Shield, la Generación Z está haciendo precisamente eso: cuatro de cada cinco jóvenes afirman haber tomado personalmente medidas para responder al cambio climático; entre ellos, Gómez y su familia.
“Personalmente, evito las botellas y los envases de plástico, compro ropa de marcas sostenibles y uso los electrodomésticos de modo que consuman menos energía”, dijo.
Consejos para afrontar la ansiedad climática
Además de participar en el activismo climático, Bond tiene otras recomendaciones para aliviar la ansiedad climática:
- Reconocer las emociones: es importante dedicar tiempo a reconocer y honrar nuestras emociones. El cambio climático es real, y nuestras sensaciones también.
- Conectarse con los demás: puede ser de gran ayuda relacionarnos con amigos y familiares, especialmente con los que sufren ansiedad climática, para no sentirnos solos.
- Usar herramientas de afrontamiento emocional: iniciar prácticas como la meditación consciente o la respiración profunda para estar presentes.
- Conectarse con la naturaleza: estar en contacto con la naturaleza puede calmar nuestro sistema nervioso, aliviar el estrés y reducir los pensamientos repetitivos.
- Cuidarse: es esencial dedicar tiempo a nuestro cuidado personal, incluyendo actividades como salir a dar un paseo, cocinar una comida especial, dormir una siesta o realizar cualquier actividad que aporte sentimientos positivos y una sensación de bienestar.
- Obtener ayuda: ya sea a través de un terapeuta o participando en un grupo de apoyo. Si la ansiedad climática tiene un impacto negativo en la vida cotidiana, buscar ayuda profesional puede ser de gran apoyo para ayudar a superarla.
Gómez destacó la importancia de reconocer las emociones genuinas que despierta el cambio climático y cómo son una respuesta a hechos reales.
“Es importante no interiorizar ni ignorar los sentimientos, sino convertir esa energía en algo positivo y entender que todos tenemos un rol a desempeñar aquí”, dijo.
Las buenas noticias son que los jóvenes están recibiendo ayuda para su ansiedad climática. En la encuesta de Blue Shield, el 60% de los participantes afirmó haber recurrido a sus amigos cuando notaron problemas de salud mental provocados por las noticias sobre el cambio climático. El 44% afirma haber hablado con sus padres y el 18% con un terapeuta. Aunque estos datos reflejan la amplitud de la ansiedad climática, también señalan que el estigma de obtener ayuda para la salud mental está disminuyendo entre los jóvenes.
Establecida en el otoño de 2019, BlueSky es la iniciativa de salud mental juvenil de Blue Shield y cuenta con numerosos recursos dirigidos a los estudiantes, padres y educadores. Más información aquí.
Para informarse sobre el compromiso de Blue Shield of California con el cambio climático, consulte nuestros Objetivos de sostenibilidad medioambiental.